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"Lleva mucho tiempo llegar a ser joven" (Pablo Picasso). Con esta frase el pintor malagueño, resumió toda una vida de trabajo y creatividad luchando contra la inercia y reinventando su arte. En Celler Batea se sienten plenamente identificados con ese espíritu de inconformismo. Les gusta lo que hacen, el vino y la tierra como expresión de su cultura e identidad afrontando el reto de cada vendimia. Cultivar la tierra es una de las actividades más importantes que sustenta el desarrollo del ser humano. Probablemente, la viticultura es una de las más exigentes y que mejor expresa la delicada relación entre el agricultor y el entorno. A través de los ojos del viticultor transcurre el año formado por una sucesión de terrazas y llanos. Y es en este entorno donde se crean los vinos de Celler Batea. Expresión de la historia de nuestra tierra y de la sabiduría de su gente adquirida con el paso del tiempo. Ha transcurrido más de medio siglo desde que la gente de Celler Batea, con inseguridad pero llenos de pasión y esfuerzo, empezó a andar el camino que ha ido dibujándose fruto de nuestros aciertos y errores. Solo conociendo el pasado es posible dar forma y sentido al viaje emprendido por las personas que han formado parte de la historia de Celler Batea y que con optimismo aspiran a continuar poniendo lo mejor de cada uno de ellos en los vinos que elaboran. Más de 50 años conviviendo diferentes formas de entender la vida y el vino en un largo viaje aprendiendo a perseguir objetivos comunes hasta crear una cultura propia basada en el convencimiento de que solo con un firme compromiso por la producción de uva de calidad serán capaces de continuar siendo una gran familia.