Hemos dejado atrás la Semana Santa 2016. Unos días festivos que se han convertido, en los últimos años, en días de alta afluencia de visitantes en la Terra Alta. Las lluvias anteriores y las buenas temperaturas han ocasionado que el entorno paisajístico primaveral esté exuberante, y el buen tiempo durante Semana Santa nos ha permitido disfrutar a todos de unos días excelentes para realizar todo tipo de actividades. Además, de la climatología favorable y el entorno, hay que destacar la oferta de ocio creciente que la comarca ofrece durante estos días. Tenemos la fiesta de la Pasión de Vilalba dels Arcs como referencia; fiesta más que consolidada, que ofrece cada año actividades complementarias cada vez más destacadas. Disfrutamos de la Vía Verde como principal atractivo de ocio deportivo y de las infraestructuras que se van articulando a partir de esta pista natural, un ejemplo recientemente inaugurado durante estos días de Semana Santa es “Lo Sarmentero”, el vagón bar ubicado al lado de la Vía Verde en la altura del municipio de Bot.
En el medio de toda esta oferta de ocio conocida que cada año se va consolidando y ampliando encontramos el turismo del vino, el enoturismo, que se está haciendo un hueco entre la oferta de ocio en la Terra Alta. Si bien, no se trata de una oferta turística de temporada, esta Semana Santa ha sido una muy buena prueba del buen estado del enoturismo en la Terra Alta. Como evidencias tenemos la gran variedad de actividades que se han llevado a cabo durante estos días de Semana Santa: la cata de la “Passió en Vilalba”, las catas primaverales de la bodega Bàrbara Forés, el Vi-Bo(t)-Jazz, las numerosas visitas a las distintas bodegas y todas las actividades organizadas por nosotros, ViOrigen, entre viernes y lunes de esta Semana Santa.
Viendo la alta participación, la satisfacción de los visitantes venidos de distintos sitios y el interés por descubrir lo que se esconde detrás de nuestros vinos, creemos que tenemos, como territorio vitivinícola un futuro alentador, no solo por la calidad de los vinos, sino que también como atractivo del turismo del vino. Un turismo que suma al resto de actividad turística basada en el atractivo paisajístico, gastronómico, histórico y cultural de la Terra Alta.
Para convertir el enoturismo en una apuesta clara creemos que tenemos que seguir avanzando en la articulación de toda una oferta de calidad, abriendo las bodegas a los visitantes y pensando las bodegas para los visitantes también. Haciendo de una visita, una experiencia que deje huella en el visitante, todo vinculando emocionalmente el vino a nuestro entorno.